Yamaha T-Max 530 ABS: "Óptimus Premium"
Vale, lo admito, el título es un poco rebuscado... y debo explicarlo: me quedé observando un rato el conjunto óptico trasero del T-Max y me di cuenta que es igualito, igualito que la cara de un "transformer". Intencionada o no, lo cierto es que no es mala ocurrencia. El Rey de los Maxiscooter es capaz de adaptarse a cualquier circunstancia adversa...

La jornada despertó fría, lluviosa y gris. El asfalto brillante como un espejo y los goterones impactando contra el parabrisas no invitaban precisamente a probar el T-Max 530 con alegría. De hecho a punto estuvimos Manu -nuestro sufrido fotógrafo- y un servidor de dejarlo para el día siguiente... hasta que caí en la cuenta que el día desapacible era una magnífica oportunidad de enfrentar al "buque insignia" de Yamaha a unas condiciones tan poco propicias y mostrar su cara menos conocida, la de la contención. Las cualidades dinámicas del T-Max en materia de altas prestaciones ya son de sobra conocidas. Se trataba ahora de ver cómo se comportaba el león cuando lo obligabas a patinar, cuando le pedías suavidad y control y no fuerza y velocidad.
Se daba la circunstancia, además, que el modelo probado era la versión con ABS lo que permitía un pequeño plus de seguridad y testear el comportamiento del sistema en un entorno urbano cargado de tramos poco adherentes...
¿Demasiado Sport?
Mi prevención era más instintiva que razonable; el enorme neumático sport trasero y un motor que sube de vueltas con sólo mirarlo no me parecían los mejores aliados para enfrentarme a unas calles barcelonesas que se habían convertido, gracias a la primera gran lluvia otoñal, en una pista de patinaje, Me preocupaba que el T-Max fuera, como casi todos los scooter, un "todo o nada" entre gas y freno y -por tanto- poco dosificable y brusco, en un entorno que exige finura y suavidad. Y debo decir que salió del trance mucho más airoso de lo que imaginaba.
Veamos... sigo pensando que las gomas de serie, las Battlax B 011 son demasiado sport para una situación de lluvia intensa aunque lo cierto es que se portaron muy bien sobre el pavimento empapadísimo y con lluvia moderada pero constante con que nos obsequió el cielo.
Repito: puede que sea más una cuestión mental de este carroza que objetiva; cuando caen chuzos de punta parece que uno -o sea éste que escribe- se siente más seguro cuanto más dibujo hay. Y eso me permite una reflexión:
¿Perdería su sentido un T-Max con unas gomas más turísticas como las TH01 o las SC también de Bridgestone o unos City-Grip de Michelin, por poner dos ejemplos? Personalmente creo que no pero también entiendo que comercialmente a Yamaha le interesa más presentarlo con neumáticos de dibujo más sport. Obviamente a cada usuario le corresponde decidir, llegado el momento de la sustitución, si le interesa seguir una línea u otra.
Mi opinión, repito, es que si se tiene claro que se va a usar el T-Max bajo cualquier tipo de circunstancia climatológica unas gomas más turísticas no le vendrían mal.
A punta de gas

El otro invitado a esta fiesta del agua que me preocupaba era el motor; es un motor diseñado para acelerar como un demonio en pocos metros y de un carácter más nervioso que un pavo en Navidad. Lo suyo no es la entrega suave de la potencia ni el control del puño del gas que exige el rodar con poca adherencia. Y una vez más mi prevención resultó más instintiva que real porque el bicilíndrico se mostró suave y dosificable a punta de gas. Las buenas prestaciones del motor permitían circular ya así, apenas con un leve toque del puño derecho, a una velocidad más que adecuada y suficiente para el entorno. Evidentemente el T-Max se sentía así absolutamente constreñido y seguía mostrando su tendencia natural a subir de vueltas pero siempre se mantuvo amable y bajo control del puño del gas. La entrada en funcionamiento del ventilador, ya al final de la jornada, fue su particular manera de quejarse por haberle obligado a circular tanto rato a unos regímenes que no le gustan.
El propulsor del 530, en resumen, sigue siendo nervioso pero cuando se le pide suavidad es capaz de darla sin problemas exigiendo a cambio un control exhaustivo del puño del gas y hacerlo trabajar siempre por debajo de las 3000 rpm.
Recuérdalo: es un scooter R

La aparición de la lluvia obligó también a subir el parabrisas en su posición más elevada. En términos de protección, con mi 1'74 bastante estandar no note mucha diferencia respecto a la posición más baja... asumiendo que en ambos casos es simplemente correcta. Con poca intensidad de lluvia cumplía holgadamente su función; con más agua cayendo le costaba un poco más pero yo creo que era más por la distancia entre el parabrisas y el cuerpo del conductor que por el diseño del parabrisas en sí. De todos modos, aunque parezca una obviedad, insistamos en que el T-Max es un scooter R y que como tal no debería tampoco esperarse de él un parabrisas de Burgman 650... del mismo modo que tampoco a la R1 se le pide un parabrisas turístico. Sea como sea tanto Yamaha como la industria auxiliar ofrecen alternativas.
La estanqueidad de las guanteras -especialmente de la siempre problemática de la derecha, menos precisa en el encaje- se mostró perfecta y en todo momento mantuvo secos y a salvo del contacto con el agua los efectos personales que guardaba.
¡¡¡Gran frenada!!!

La presencia del ABS era un factor más a tener en cuenta en positivo en la prueba "pasada por agua" que planteamos. Los frenos antibloqueo siempre tienen sentido y lo cobran aún más en un entorno, como el urbano en un día lluvioso, preñado de pinturas resbaladizas, imbornales resbaladizos, pavimentos resbaladizos, tapas de alcantarilla resbaladizas, resbaladizos railes de tranvía y un montón de resbaladizas cosas más. Y junto a todas ellas, esos maravillosos coches haciendo esas maniobras absurdas que parecen hacer solamente en los días que llueve y que obligan a tirar de frenos cuando uno menos se lo espera. En ese sentido la frenada me gustó muchísimo. Se mostró dosificable en todo momento e incluso en los asfaltos con menos agarre la mayoría de las veces detuvo la moto sin problemas y sin necesitar la ayuda del ABS. En las pocas en las que éste intervino -y debo confesar que las propicié- el ABS funcionó a la perfección, poco intrusivo pero enérgico y sin afectar lo más mínimo a la estabilidad del conjunto.
Capaz de adaptarse...

El resumen de la jornada bajo la lluvia con el Yamaha T-Max 530 es globalmente positiva aunque, como todas las conclusiones, obliga a matices. El primero es, de nuevo, repetir la obviedad de que estamos ante un scooter superdeportivo y que no es justo pedirle a un scooter deportivo lo mismo que un scooter GT. La misma BMW, por ejemplo. en este momento la competidora más peleona del Yamaha demuestra tenerlo claro ofreciendo dos versiones -una Sport y una GT- de su modelo.
En ese sentido el maxiscooter de Yamaha es seguro, cómodo y confiable y nos permite afrontar ya de serie con toda confianza una esporádica jornada lluviosa sin más molestias que las habituales. Lo único que nos va a exigir es control del puño del gas para mantener a raya a un motor que siempre quiere encabritarse.
Si tenemos claro que por las circunstancias que sean vamos a hacer muchos kilómetros bajo la lluvia entonces se impone, en primer lugar, una correcta elección de neumáticos. Como en esa circunstancia importa más el agarre que las prestaciones debemos valorar más los tipos turísticos que los deportivos, asumiendo que todos los disponibles de primeras marcas ofrecen buenos compromisos entre ambos factores. La protección erodinámica no es mala en absoluto... pero tampoco es turística así que también convendría acudir al inmenso catálogo de accesorios disponibles para el modelo tanto en la marca como en la industria auxilar en materia de parabrisas más altos.
Sí, ya se que así el T-Max pierde un poco de gracia... pero prometo que hecho esto podemos ya enfrentarnos con toda tranquilidad al peor de los diluvios con nuestro maxiscooter "transformer"...